Sabía que no sería fácil mi estancia aquí, pero también que merecía la pena. Las noches que me siento sola dejo abierta la ventana. Como humana amanezco resfriada, pero por dentro siento el baile del universo, ese gran útero que nos envuelve y a la vez somos, y se disipa el malestar. Otras veces es tanto el calor que me dan los que me rodean que soy yo la que alimenta estrellas moribundas.
La niña de Júpiter
Sabía que no sería fácil mi estancia aquí, pero también que merecía la pena. Las noches que me siento sola dejo abierta la ventana. Como humana amanezco resfriada, pero por dentro siento el baile del universo, ese gran útero que nos envuelve y a la vez somos, y se disipa el malestar. Otras veces es tanto el calor que me dan los que me rodean que soy yo la que alimenta estrellas moribundas.